SALMOS 46 10 11Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; Enaltecido seré en la tierra. Yahveh de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Me hacen bien estas palabras tuyas cuando estoy en peligro de ansiedad por lo que estoy haciendo o preocupado por lo que quiero hacer, así como me afecta o atemorizan los peligros de dentro y de fuera de tu iglesia.

¿Qué podemos hacer para traer santidad a la vida de los creyentes? ¿Cómo frenar la terrible persecución que sufre tu pueblo por el islam, por ejemplo? ¿Qué estoy haciendo mal en mi trabajo para tener este resultado? ¿Qué debo corregir o añadir en este o aquel asunto?

Tu palabra me dice que si te amo, entonces, tengo que obedecer (Jn.14:15,21), que la fe debe producir obras porque si no será una fe muerta (Sant.2:17); por tanto, no quiero estarme quieto, pero quizá esto me hace olvidar que la obra no es mía sino tuya, que yo solo soy tu asalariado, que soy prescindible, que eres tú solo el que produce el querer y el hacer (Fil.2:13), que mi capacidad proviene de ti (2 Cor.3:5), que a lo más puedo plantar o regar, pero solo tú das el crecimiento (1 Cor.3:6-7).

Hoy, ahora es el momento de centrarme en ti, de parar y ser solo espectador de tu obra, de recordar y gozarme en saber que tú eres el Señor de la historia, que todo será al final según tu voluntad.

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