iglesiapersegida¿QUÉ ES LA PERSECUCIÓN?

Los seguidores de Cristo son perseguidos en todo el mundo por el simple hecho de lo que creen.

En la actualidad, los cristianos enfrentan la realidad de la discriminación en educación, empleos, acosos, divisiones familiares, desalojos, golpes, violaciones, torturas, mutilaciones, encarcelaciones, esclavitud y aún la muerte, en más de 60 países.

Se estima que unas doscientas millones de personas sufren la plaga de la persecución, y otras cuatrocientas millones más sufren impedimentos legales y discriminación.

Cuando usamos el término “Iglesia Perseguida”, con la palabra “Iglesia” nos referimos a las personas que han escogido a Jesucristo como el Señor de sus vidas.

La palabra “persecución” se refiere a los sufrimientos mencionados anteriormente.

En algunos lugares hay “persecución activa”, en la que las autoridades mismas toman parte, lo hacen de manera sistemática y funciona de acuerdo a sus leyes represivas y discriminatorias. En otros lugares hay “persecución pasiva”, en la que la persecución ocurre sólo a nivel de la comunidad. La magnitud de la persecución depende de la naturaleza del sistema político. En algunos países, los cristianos somos protegidos de la persecución aguda gracias a buenos gobiernos y al buen uso de la ley. Pero en los países en los que no se respetan los derechos humanos, los cristianos no tenemos protección y los perseguidores parecieran tener un permiso extra-oficial para actuar con total impunidad.

La persecución es, a la vez, un acto de guerra espiritual (Efesios 6:10-18). A través de la persecución, Satanás apunta a enterrar la sal de la tierra (Mateo 5:13), y apagar la luz del mundo (Mateo 5:14-16), silenciar o eliminar a los embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20), intimidar y debilitar a los hijos de Dios, y levantar un fuerte en contra del evangelio, separando a los perdidos del Redentor.

Como dice en Hechos 5:17,18 y 6:8-15, los cristianos podemos aún ser perseguidos como resultado de celos o conveniencia política. (Hechos 12:1-3), pero en general somos odiados o perseguidos porque el espíritu del mundo que mora en el hombre caído es incompatible con el Espíritu de Dios que mora en el creyente.

¿ES LA PERSECUCIÓN UN FENÓMENO MODERNO?

No. La persecución a los cristianos se remonta desde los comienzos del cristianismo. Jesucristo mismo fue “martirizado” en una cruz, y la iglesia primitiva fue diseminada, perseguida severamente y martirizada. Jesús mismo estando en la tierra, dijo que la tensión entre el Reino de Dios y los reinos temporales de la tierra, podría resultar en daños físicos, discriminación y aún la misma muerte para sus seguidores. Jesús dijo en Juan 15:20 “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”.

¿NO TENEMOS YA DEMASIADA PREOCUPACIÓN CON LA PERSECUCIÓN EN LOS PAÍSES OCCIDENTALES DEMOCRÁTICOS?

A veces los cristianos somos marginados, discriminados y aún limitados en una completa expresión de fe. Pero más allá de la seriedad de estos incidentes, no debemos compararlos con los horrores que enfrentan los cristianos en otros países, donde sufren arrestos, torturas, encarcelaciones, esclavitud y aún la muerte a causa de su fe.

En nuestro país gozamos de libertad religiosa. Debemos estar agradecidos por esa bendición. Pero no minimicemos la persecución de nuestros hermanos cristianos alrededor del mundo.

Si según 2° Timoteo 3:12 todos los cristianos padecerán persecución y con la persecución viene en el crecimiento de la iglesia, ¿Debemos intentar frenarla?

Los cristianos somos llamados a seguir la justicia, e involucrarnos en buenas obras (Zac. 7:9, Lucas 11:42, Mateo 25)

El Nuevo Testamento, nos enseña que debemos hacer bien a los que sufren, y mayormente a los de la familia de la fe. (Gal 6.10 y 1 Cor 12:26-27)

Dios puede transformar todas las circunstancias para bien. Por ejemplo, Él puede usar el cáncer para confrontar a una persona con su propia mortalidad y llevarla a la fe en Cristo, pero eso no significa que no debemos intentar buscar una cura para esa enfermedad.

La persecución es mala. Es un pecado, debemos denunciarlo y al mismo tiempo orar por la salvación de los perseguidores.

A través de la historia, el cristianismo ha crecido tremendamente luego de períodos de persecución, pero también tenemos que considerar que no ha sido así en todos los casos. La iglesia perseguida no siempre es fuerte y pura. La persecución puede llevar a la división, desánimo y resentimiento de una iglesia.

No idealicemos la persecución.

¿ESTÁ BIEN IR A LAS AUTORIDADES PARA TRATAR ESTE TEMA?

Sí. Dios puso a los gobiernos como un instrumento para dispensar justicia. El apóstol Pablo, al enfrentar persecución de parte de líderes religiosos por predicar el evangelio, invocó su ciudadanía romana y pidió una audiencia ante los líderes políticos de Roma. En la actualidad, tenemos varias maneras de hacer esto, puesto que casi todos los países firmaron acuerdos de libertad religiosa.

Podemos apelar a los acuerdos internacionales de derechos humanos, tales como la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que garantiza el derecho a la libertad religiosa. Sin embargo, es importante destacar que muchos países que firmaron esa declaración continúan persiguiendo a los cristianos.

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