02525af95bb9adb496f5bd79a7ce5897¿Puede un cristiano sufrir aflicción? 2ª Corintios 1:3-7

Se nos habla de la aflicción por persecución por nuestras creencias religiosas, pero en esta vida hay más aflicciones: podemos estar afligidos por causas económicas, por enfermedad nuestra, de un familiar o de un hermano en la fe, podemos estar afligidos por la situación espiritual individual o de nuestras iglesias. Las aflicciones son una realidad que Cristo mismo nos anunció en Juan 16:33.

Pero ¿queda esto así? ¿Y la palabra “consolación”? Consolar: aliviar la pena o aflicción (según el diccionario)

Es interesante que diga aliviar, pues no se nos dice que se quite el motivo de nuestro dolor sino que se produce un alivio.

Vemos en el versículo 3 quién es el que nos da esa Consolación a los cristianos: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación”.

Dios es el que produce esa consolación, y ¿cómo lo hace?, ¿a quién usa? A otros hermanos que han pasado o están pasando por lo mismo (v. 4 y v. 6).

Hay cristianos que por su amor al Señor, o su mayor dedicación hacia los demás se nota ese consuelo que ofrecen. Muchas veces decimos que no son necesarias unas palabras de consuelo es a veces sólo la presencia lo que necesitamos para recibir esa paz.

¿Qué usa Dios para consolarnos?

Las Escrituras:

Romanos 15:4: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. A través de las escrituras conocemos como es Dios, como ha estado con su pueblo. Podemos leer los Salmos y ver el consuelo que podemos encontrar en ellos. (Salmo 121)

La oración:

Filipenses 4:6-7. Dios usa la oración, Él nos manda que llevemos nuestros problemas y aflicciones delante de Él y Él nos contestará tarde o temprano según su voluntad. Sobre todo hay en los cristianos lo que diferencia de los demás y que Jesús prometió: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16) Ese Consolador, el Espíritu Santo, que habita en el creyente, le da seguridad.

Esto es como decimos muchas veces, “la teoría”; nos queda poner en práctica lo que la Biblia nos declara, en el momento adecuado. Esperemos que nos ayude a todos cuando llegue ese momento y podamos y sepamos recibir “la consolación”.

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