gloriaLa Palabra de Dios, aunque es cierto que contiene pasajes que requieren profundo estudio, es suficientemente sencilla para que la pueda entender cualquiera, sin importar el nivel de estudio, la edad o el interés que muestres al leerla.

Es por eso, que algunas de sus declaraciones son tan poderosas y sorprendentes, que no necesitan ninguna explicación; en todo caso poner en orden las verdades que nos son reveladas y aplicarlas en los diferentes contextos de nuestras vidas.

Tomemos el ejemplo que Jesús mismo nos muestra en el Evangelio de Lucas 16:19-31, donde se narra la historia de un hombre rico que vivía solamente de y para sus riquezas y de un mendigo llamado Lázaro que ni aun podía saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico.

Ambos hombres mueren. El primero es llevado al Hades (lugar de los muertos sin Cristo) y el segundo, Lázaro, al seno de Abraham (lugar de los muertos en Cristo).

Cuando el rico pide un poco de consuelo en su tormento, desde el otro lado, se le responde:

“Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado.” (v25)

Entre las muchas cosas que nos está diciendo este texto de manera clara y para el que quiera oír, leer o entender, destacamos:

La muerte no es el fin, después de la vida hay más vida.
La forma de vivir aquí tendrá efectos en la vida de más allá.
Puede que recibas todos los bienes que esperas aquí, por lo tanto, no habrá más bienes para ti después.
El tiempo de misericordia es la vida que vives ahora; en la otra vida sólo habrá justicia.
Algunas posibles aplicaciones podrían ser estas:

Esta vida no lo es todo, prepara algo para después.
No pongas tu confianza, tu felicidad…, en las cosas materiales, porque más que sumar, te restarán para la vida venidera.
Dios te da una vida llena de oportunidades y misericordia, no la desaproveches.
¿Verdad que es un texto claro y contundente?

Las dos únicas alternativas es ignorarlo y mirar en otra dirección o tomarlo en serio y aplicártelo, pero no podrás decir que no lo entiendes.

Toma tu Biblia ahora, lee todo el pasaje, busca otros parecidos, (hay centenares, millares o tal vez más), medítalos y no ignores la voz de Dios que quiere revelarte las cosas que Él desea de ti.

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