GRACIAS¿Es acaso necesario agradecer?

¿Dejar aflorar ese sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho? ¿Es necesario agradecer los frutos cosecha- dos, las oportunidades, el aire que respiramos, los conocimientos adquiridos, el tiempo, la vida, la confianza y tantas cosas más?

¿Es realmente necesario agradecer?

Lo es... Porque solo quien agradece tiene la grandeza suficiente como para comprender la enorme dicha de la bendición divina y disfrutarla en toda su amplitud.

Deberíamos cumplir siempre con ese gran deber del peregrino andan-te; no olvidar nunca la fuente que apagó su sed, la palmera que le brindó frescor y sombra, y el oasis donde vio abrirse un horizonte a su esperanza.

...Deberíamos sinceramente dar gracias por la oportunidad del trabajo, por el alimento, por la salvación y el perdón, por la libertad, por el trato justo, respetuoso y sencillo; pero también por la puntual corrección cuando es necesaria, y en eso el Soberano es un experto. Pero además gracias por los múltiples dones que no enumeramos pero que tampoco deberíamos olvidar.

Pero en esta transitoria vida muchas veces los caminos se bifurcan y comienzan a escribirse nuevas historias. Un constante deambular es el camino de la vida; algunas veces persiguiendo quimeras, otras cosechando avances y exprimiendo sus jugosos frutos. Intentemos escuchar al firmamento y el eco del susurro que incita a andar con destreza, sin lamento y sin crítica. Al criticar, soberbia nubla la razón.

El peregrinar continúa. Nos esperan nuevos desafíos, nuevas batallas, nuevas victorias. No está en nosotros, hacer de nuestra vida un proyec- to. Nuestro camino, el Señor ha trazado. No debemos condicionar la vida sino beber con vigor y entusiasmo las circunstancias gratas y no tan gratas de cada etapa. Entretanto y con entera confianza nos mantendremos ocupados. Todo llega para aquel que se mantiene ocupado mientras espera "El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas" Dios provee a cada pájaro con un alimento, pero no se lo echa al nido.

A ti también estimado pero indiferente amigo te espera largo trecho. ¿Permitirás a Dios ser tu compañero? Retomo como deseo algunas palabras del libro de Job: Si tú dispusieres tu corazón, y extendieres a El tus manos. Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more en tu casa la injusticia... Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, serás fuerte y nada temerás; y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron. La vida te será más clara que el mediodía; aunque oscureciere, será como la mañana. Tendrás confianza, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro. Te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos suplicarán tu favor... ¡Es mi anhelo!

Por el mañana, que nos depara la ilusión de un nuevo comienzo cada día… ¡Qué el Señor nos bendiga y a todo lo que nos rodea!

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

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