escribirVerba volant, scripta manent es un proverbio o cita latina tomada de un discurso de Caio Titus al senado romano, y significa "las palabras vuelan, lo escrito queda". Se resalta con ella la fugacidad de las palabras, frente a la permanencia de las cosas escritas. En Castellano se dice: lo escrito, escrito está y las palabras se las lleva el viento.

Analizando con nimiedad la primera parte de esta expresión, podemos darnos cuenta que su significado puede ser empleado en diferentes contextos y que su mensaje es claro y contundente. No debemos confiar nuestras promesas, contratos, deseos o nuestra comunicación verbal cotidiana, al libre albedrío de la palabra. La palabra, cuando no va acompañada con hechos o respaldo escrito, es mentirosa, volátil y fácil de tergiversar.

“Las palabras vuelan”, ¡nunca mejor dicho! Hoy podemos prometer, adular, insultar o conquistar con la palabra, y mañana, o al rato siguiente, desmentir lo dicho. Puedes contar un hecho importante o sin importancia, pero ten la seguridad que en un corto período de tiempo lo recibirás de nuevo totalmente cambiado, con palabras y acciones nuevas puestas en escena que no se corresponden con la realidad de los hechos. A este fenómeno se le llama “el poder del boca a boca” y como podéis saber es de terribles consecuencias y, en la mayoría de los casos, irreparables.

“Lo escrito queda” ratifica todo lo expuesto anteriormente, pero, al mismo tiempo, nos alerta e incita al uso cautelar de la lengua. Esta famosa cita sugiere que toda decisión o palabra importante debe estar escrita para ser recordada o autentificar su fuente, como garantía de veracidad.

Así, Dios se dirigió a los hombres por escrito; eligió hombres a quienes inspiró su Palabra: “Santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Estos, lejos de cerrar sus oídos, escucharon cuidadosamente sus palabras y las transcribieron en un libro que nos llegó a través de los siglos: La Biblia. Es Palabra “viva y eficaz”, y siempre responde a las necesidades de cada ser humano. Es uno de los medios que Dios usa cada día para hablarnos; es un libro profético donde algunas de sus profecías se han cumplido; otras, sin embargo, están por llegar: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28-29). Para obtener vida eterna, para estar con Jesús, es necesario creer el mensaje de la Palabra de Dios transmitida por escrito.

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