Los hijos de Dios ven su gracia discurriendo a lo largo de toda nuestra historia, desde la eternidad pasada a la eternidad futura. Desde nuestra elección en las edades pasadas hasta la revelación de los hijos de Dios en gloria, ¡ES TODO DE GRACIA! No puedes indicar con tu dedo un punto concreto y decir: "Gané esto, merecí esto, o fui digno de esto".
La gracia me infundió temor, y la gracia mis dudas ahuyentó, por
gracia mi sustituto apareció, por gracia creyó mi corazón.
1. FUE LA GRACIA DEL PACTO LA QUE NOS ESCOGIÓ. (Lee 2 Timoteo 1:9)
¿Qué ocurre con la gracia electiva, que enoja tanto a los hombres? ¿Por qué la desprecian de tal manera? Es la Palabra de Dios. Es la amiga de los pecadores. Si Él no nos hubiera escogido, jamás hubiéramos venido a Él
2. FUE LA GRACIA INVENCIBLE LA QUE NOS PERSIGUIÓ. (Lee Gálatas 1:15)
No sé quién eres ni dónde estás; pero si eres uno de los suyos, Él te quiere de forma voluntaria y amante.
3. ES LA GRACIA REDENTORA LA QUE NOS SALVÓ. (Lee Efesios 2:8)
Todo cuanto la ley requería, todo cuanto la santidad demandaba, y todo animo la justicia esperaba fue suplido en y por Cristo. "La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Jn. 1:7).
4. ES LA GRACIA PRESERVADORA LA QUE NOS GUARDA. (Lee Filipenses 1:6)
La Palabra de Dios enseña dos cosas con respecto a la seguridad de los salvados. En Jeremías 32:40 encontramos que Dios no se volverá atrás y que ellos no se apartarán de Él. "Gracia y gloria dará el Señor" (Sal. 84:11). ¡La gloria no es nada más que la gracia plenamente desarrollada!