(Juan 1:29)
Me gustaría analizar solamente un versículo, el 19. Aquí quien está hablando es Juan el Bautista, el que tuvo un encuentro con Jesús y lo bautizó. En cuanto lo vio, le señaló y pronunció estas palabras a todos sus oyentes.
¿Por qué le llama cordero?
Todos los judíos presentes lo entenderían muy bien. Ellos sabían de dónde venía este nombre o este título. Tenemos que retroceder mucho en la historia, a Éxodo 12. Leer el pasaje y comentarlo. Explicar qué era la Pascua.
En Éxodo 38-39, Moisés mandó de parte de Dios ofrecer un cordero por el pueblo, uno por la mañana y otro por la tarde como una ofrenda quemada por el pecado. Esto era una sombra de lo que había de venir, era la sombra de Cristo, no era un sacrificio perfecto.
También los judíos sabían que Isaías 53 era una profecía de que vendría un cordero para ser muerto por nuestros pecados. Aquí por primera vez sabemos que el cordero iba a ser una persona, un hombre. Tenía que ser un cordero sin mancha (1 Pedro 1:19).
Los judíos querían un profeta y Dios les dio un Cordero. Los judíos querían un rey y Dios les dio un Cordero.
Juan dice de Cristo: “Aquí está ese Cordero, el Cordero de Dios, el sacrificio final”. El autor de Hebreos dice que su sacrificio fue el último, ya no se necesitan más sacrificios de corderos, murió una vez para siempre (He. 9:23-28; 10:12).
¿Con qué propósito vino?
Para quitar el pecado del mundo, no dice pecados sino pecado, porque no quita solamente los síntomas, sino la enfermedad.
¿Cómo lo hizo?
No nos podemos relacionar con Dios si hay pecado por medio. Y Dios tuvo que enviar un sacrificio para quitar el pecado y así poder estar en comunión con Él. Es así de sencillo, hasta que no te des cuenta del sacrificio de Cristo por tu pecado, no puede haber una relación con Dios. Y por eso Dios se humilló y se hizo un Cordero para morir en la cruz, porque tenía que ser un Cordero antes que rey.
De la única manera que se podía hacer, muriendo en una cruz. El pecado implica culpa, condenación.
En Egipto, tuvieron que matar un cordero para cada familia. En Éxodo 38-39, cuando Moisés da la ley, es un cordero para el pueblo.
Llegamos a Juan y el Cordero es para todo el mundo, judíos y gentiles, de toda raza y color y lugar.
En Apocalipsis 7:14, el Cordero es para el cielo. Han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. En Apocalipsis 5:13, vendrá un día que de todo lugar que Dios ha creado, se oirán voces de alabanza al Cordero, adorándole por habernos redimido.
Aplicación
El Cordero nos rescata y nos libera de la esclavitud de Egipto. En cada casa hubo llanto y muerte, pero hubo otras en que no, ¿qué las salvó? La sangre del cordero, la señal de la sangre en los dinteles.
De la misma manera tú y yo estamos completamente salvados, si estamos bajo la sangre del Cordero, nada nos puede apartar de Él.
En Apocalipsis 21:23 estaremos siempre con el Cordero y Él nos iluminará.
Jesús siempre será el Cordero tanto para los que creen en él como para los que se pierdan. Todos veremos al Cordero, pero algunos recibirán la ira del Cordero (Ap. 6:15-17).
El Cordero se te presenta como el que quita tu pecado, no lo rechaces, ve a él, recíbele.
“He aquí” implica admiración, implica llamar la atención y que miremos a Cristo, que le miremos con fe y le sigamos.
La Pascua de los israelitas es el evangelio antes del evangelio. En 1 Corintios 5:7, Cristo es nuestra Pascua. Fue un acto de fe y de confesión. Aceptaron los medios divinos de salvación. Cristo es nuestra Pascua y por su sangre en la cruz, derramada en nuestras conciencias y corazones, hace lo mismo que hizo la Pascua de una manera externa, pero Cristo lo hace una realidad espiritual en nuestros corazones.
¿No ves cuánto te ama el Señor que ha dado a su Hijo unigénito para morir como un Cordero indefenso para que un día puedas estar con Él para toda la eternidad? ¡No lo rechaces y cree!