(2º Reyes 4:1-7)
Introducción:
Cuándo estamos al límite, por ejemplo:
- Cuando tienes problemas con tus hijos.
- Cuando tu matrimonio hace aguas.
- Cuando tus problemas en el trabajo parece que no hay salida.
- Cuando no te llega el dinero a fin de mes.
- Cuando pierdes a un ser querido y no puedes escapar del dolor y la pena.
¿Qué hacemos en estas situaciones? Creo que este pasaje nos será de ayuda.
Dios conoce nuestros problemas y circunstancias: v.1
Fijémonos en la situación de esta mujer:
- Había desesperación en su familia: la palabra “clamó” significa: llorar incontrolablemente. Es en sonido de un corazón roto. Ella busca al varón de Dios en los momentos más bajos de su vida, está desesperada. ¿Has estado alguna vez así?
- Había muerte en su familia: estaba casada con un hijo de profeta: eran hombres que se preparaban en escuelas de profetas y predicadores bajo la supervisión de Eliseo en Israel. Su marido había muerto y ella está rota. ¿Has estado alguna vez así?
- Había deudas en su familia: desde que murió su marido no podía pagar lo que debía. Como consecuencia sus acreedores quieren llevarse a dos de sus hijos a cambio para ser sus siervos (Lv. 25:39). Había perdido a su marido y ahora iba a perder a sus hijos. ¿Has estado así alguna vez?
- Había devoción en su familia: su marido era temeroso de Dios y ella también. A pesar de sus problemas se mantiene firme en la fe. Ella necesita ayuda, pero no va pidiendo dinero prestado, o yendo a su familia. En su desesperación ve en busca del profeta Eliseo, era su mejor esperanza, busca a Dios a través de él. Ella no ve solución a su problema, pero sabe que Dios si lo ve, y hará algo para su situación.
Cada persona aquí presente va a llegar a ese punto tan bajo en su vida, será en el futuro, algunas ya han pasado por él y podéis dar testimonio de ello. Otras quizás lo están pasando ahora mismo. Todas tendremos nuestros días de problemas (Job 14:1; Jn. 16:33).
Cuando llegues a ese punto, la gente, el mundo y el diablo, te dirán que a Dios no le importas, que no se preocupa de ti. De hecho, es todo lo contrario (Pr. 15:3; 2 Cr. 16:9). Él ve todo lo que te pasa, nada está escondido y se preocupa (He. 4:15; 1 P. 5:7).
Estos versículos nos enseñan que nuestros problemas, aunque parezcan como montañas a nuestros ojos, si buscamos al Señor pidiendo su ayuda, Él nos cuida, Él es capaz y Él obrará.
Dios quiere aumentar su fe: vv.2-4
Hubiera sido fácil para Eliseo haber dicho:”Está bien, hermana, vete a tu casa, ya has sufrido demasiado, y espera que Dios obre”. En vez de eso Dios quiere involucrar a la viuda en su milagro. Dios nos ayudo contando con lo poco que tenemos. Con la pregunta: ¿qué tienes en tu casa? Ella ve la pequeñez de sus recursos, necesitaba mucho y tenía poco.
Dios quiere que seamos colaboradores de Él.
Recordemos el dicho del misionero Guillermo Carey:”Pidamos grandes cosas a Dios y emprendamos grandes cosas para Dios”. Él quiere usar lo poco que tengamos, es una manera de levantar y aumentar nuestra fe. ¿Cómo lo hizo?:
V.3: Aumentó su fe públicamente:
Se le manda que tome prestado de sus vecinos todas las vasijas vacías que pueda. ¡Qué mandato más extraño! ¿Cómo lo explicaría a sus vecinos? Esto lo usó Dios para que hablara a sus vecinos. Nuestro testimonio es mucho mayor de lo que nosotros nos suponemos. Cuando pasamos por problemas y dificultades, el cómo respondemos a ellas, hablará a aquellos que nos observan.
Vv.4-5: Aumentó su fe personal y privadamente:
La viuda obedeció al Señor, pidió prestadas vasijas y ella y sus hijos se encerraron en casa y, confiaron en que Dios haría lo que había prometido.
Pensar en la imagen, la viuda con sus hijos y todas las vasijas vacías. Los niños preguntando y ella contestando que no sabía, pero que confiaba en que Dios iba a hacer algo grande.
Allí iban a aprender una lección, que Dios es todopoderoso e iba a suplir sus necesidades.
Dios hizo un milagro en la privacidad de su casa, que sería hecho público.
Vv.5-7: La grandeza de la provisión de Dios:
La lección de la provisión de Dios: Dios hará lo que ha prometido. Eliseo prometió que el Señor llenaría sus vasijas, y lo hizo. Dios cumplirá todas sus promesas contigo también.
El aceite fluyó hasta que se gastaron las vasijas. No hubo límite en la cantidad de aceite. Dios dio hasta que todas las vasijas se llenaron, paró cuando ya no había más vasijas que llenar.
Muchas veces el Señor no nos da más porque no le damos vasijas vacías para llenar. Quizás nos llena una o dos y ya estamos satisfechos. Deberíamos estar siempre con hambre y sed del Señor, que nos bendiga más.
Cuando acabó todo, había aceite suficiente para pagar a sus acreedores y además para vivir con sus hijos. ¡Había mucho más de lo que necesitaba! Dios hizo más de lo que la viuda se podía imaginar.
La viuda al vender el aceite le daría oportunidad de dar testimonio a la gente, ya que los vecinos sabían de su pobreza. Pudo glorificar a Dios contando el milagro que hizo. Así nosotros podemos contar a la gente las grandes bendiciones que Dios nos envía.
Eliseo lo primero que le pide a la viuda es que pague sus deudas, así nosotros tenemos que estar prontos en pagar todo lo que debemos y no relajarnos en ello.
Conclusión:
¿Estás al límite? ¿Ya no puedes más? Que sepas que Dios cuida de ti y se preocupa por todos tus asuntos. Trae tus vasijas y deja que Él te llene y te sorprenda con lo que puede hacer en tu situación.