Introducción a Daniel 4
Podemos titular este capítulo como el de “orgullo caído”. Es un capítulo en el que volvemos a aprender que Dios es soberano sobre todas las naciones y Rey de reyes y que puede hacer caer el orgullo de cualquiera.
Este capítulo es diferente a los anteriores. Los tres capítulos que hemos tratado son un relato histórico, el primero habla de la invasión de Jerusalén y la deportación de los judíos entre ellos Daniel y sus compañeros, en el segundo se habla de lo acontecido en el segundo año de reinado de Nabucodonosor y en el tercero el relato de la gran estatua y la negativa de los tres amigos judíos, Ananías, Misael y Azarias de adorar la estatua y las consecuencias de ello. Pero si leemos el v. 1-3 ¿Qué notamos? Es el testimonio de Nabucodonosor, es un buen ejemplo para nosotros de testimonio. Estamos acostumbrados muchas veces, que se nos pide nuestro testimonio y se centra en todas las cosas malas, hay como un regodeo y centralidad en lo que nosotros éramos, decíamos, hacíamos, pero mirad lo que dice Nabucodonosor, no se regodea en su pasado, su miseria, sino que se centra en la grandeza de Dios v.3 “¡cuán grandes son sus señales y cuan potentes sus maravillas!, su reino, reino sempiterno y su señorío de generación en generación”. V.37 “alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo” comienza y finaliza con esa alabanza, es un buen ejemplo, creo yo de testimonio.
Vamos a conocer qué paso en la vida de Nabucodonosor y Daniel en ese tiempo
Leemos v. 4 al 9. Estamos de nuevo con un sueño, ya vimos en el cap. 2 el tema del sueño que tuvo el rey y como llama a todos sus astrólogos, sabios, adivinos y nada no saben qué hacer con el sueño del rey y aparece Daniel que cuenta al rey el sueño y su interpretación. Y ahora ¿Qué pasa?..... Otra vez la misma historia ¿por qué los llama, si ya le fallaron?, ¿por qué no llama directamente a Daniel? ¿No se acordaba de él, o si se acuerda y no le interesa lo que le pueda decir? el mismo resultado, no son capaces de interpretar el sueño y aparece en escena Daniel, no sabemos si es llamado o él va voluntariamente delante del rey, pero éste le vuelve a contar a él, particularmente su sueño.
Leemos v.10 al 18. ¡Qué sueño!, ¡qué gran árbol!, el gran árbol que describe que se hace fuerte, se extiende, se ve desde todas partes, está lleno de fruto, da sombra a las bestias del campo y en sus ramas anidan las aves, posiblemente Nabucodonosor se ve reflejado en este árbol, su reino, su poder, su gran ejército, su esplendor….. pero ¿y la segunda parte del sueño? Que quiere decir que desde el cielo cortan el árbol, eso no le gusta tanto, es eso lo que le inquieta y no le deja dormir. Y aquí tenemos la parte que le toca a Daniel.
Leemos v. 19 al 28. ¿Cómo se había quedado Daniel? Atónito casi una hora, perplejo por lo que había escuchado, no porque no supiera la interpretación del sueño, sino por lo que significaba.
Podía pensar al escuchar el sueño ¡por fin, la hora del fin de Nabucodonosor que tanto mal ha hecho a mi pueblo, y a mi, y a mis amigos!, el fin del tirano, No nos hubiéramos alegrado nosotros?, ¿no es nuestro deseo de venganza y de justicia el que nos llevaría a pensar así?, ¿no lo hemos vivido cuando ha caído cualquier tirano de este mundo y nos hemos alegrado?
Pero Daniel se entristece por Nabucodonosor y aparece de nuevo el valor que ya mostro. Daniel va mas allá de interpretar el sueño, se arriesga a añadir unas palabras propias. (leemos 27) “acepta mi consejo…” Nabucodonosor no le había pedido ningún consejo. La interpretación del sueño ya era bastante negativa. “tu eres el árbol” y vas a ser echado con las bestias y vas a comer hierba. Daniel tuvo el valor de llamar al rey tanto al arrepentimiento como a una reforma social. El pecado de Nabucodonosor a los ojos de Dios, no solo era el orgullo personal sino también la injusticia y opresión en el campo social. En ese momento Daniel delante del gran rey, podía haber acabado en la cárcel, o quien sabe donde, le está pidiendo al rey que cambie su política social, otros lo hicieron y perdieron la cabeza como Juan el Bautista, cuando condenó la inmoralidad de Herodes. Y le está pidiendo que se arrepienta y si no lo hace será humillado.
Vemos en la interpretación del sueño una palabra en el versículo 23. Leemos) “mas” apunta a la misericordia de Dios. Dios juzga y humilla a Nabucodonosor, pero le da también esperanza, no lo va a destruir del todo, el castigo tiene un límite en el tiempo, 7 tiempos, no hay acuerdo sobre qué significa, puede ser un número simbólico, cuando el tiempo se complete.
Leemos v. 29 al 33. Pasa un año desde que Daniel interpreta el sueño y el rey no se arrepiente y se cumple el sueño. Dios es paciente, pero no debemos abusar de la paciencia de Dios. Dios no se olvida de su juicio 2 Pedro 3:8 “Mas, oh amados, no ignoréis esto_ que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”.
¿Cómo responde Nabucodonosor a la paciencia de Dios? Sus propias palabras lo declaran “¿No es esta la Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?” ¡Qué grande es Babilonia!, pues su orgullo era aún mayor!
Aquí debemos no mirar solo al rey debemos mirarnos a nosotros ¿Cuál es nuestra Babilonia? ¿De qué nos sentimos orgullosos? ¿De nuestra posición, carrera, casa, de nuestra belleza, inteligencia, de que no somos como el publicano, de lo humildes que somos? Si es necesario Dios va a derribar todo, para hacernos ver que no somos nada. Dios nos puede humillar absolutamente. Nabucodonosor fue despreciado, echado fuera de palacio, entre los animales, una locura en la que se convierte en un animal., se dice que es una enfermedad en la que se cree un animal y actúa como un animal
¿De qué formas fue humillado?
1º su aspecto físico, tenía vestidos hermosos, perfumes, telas, su cuerpo sería su ídolo, lo humilla a lo sumo, se vuelve como un animal, se acabaron los perfumes y las ropas ostentosas ¿el aspecto físico puede ser nuestro ídolo?
2º Su morada, el palacio, sus jardines. Los jardínes de Babilonia, considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, había sido un gran arquitecto y ahora “su habitación va a ser con las bestias del campo”
3º Sus riquezas, ahora no tiene nada.
4º Su estatus y posición. Ahora es echado de palacio y no manda en nada.
5º Su dieta. Los grandes manjares que comía, los grandes banquetes, lo mejor de las frutas y ahora comiendo hierba como los bueyes.
6º Su inteligencia, posiblemente era un hombre muy culto, pero ahora es como un animal. ¡Humillación total!
Que descripción la del versículo 33, se vuelve un ser horrible. Esta locura es símbolo del pecado. El pecado del orgullo te rebaja. Dios le enseña como es. Nabucodonosor humillado por Dios. Dios hizo que su aspecto mostrara la realidad de su pecado y era horrible.
Nabucodonosor es rebajado al nivel de los animales pero al final se humilla y Dios le restaura cuando reconoce que Dios es Dios en los cielos y en la tierra V. 34 al 37.
Cuando reconoce a Dios fue restaurado y le dio más. V.36 , se le restaura en el reino, los gobernadores y políticos le buscan, vuelve su grandeza.
Reconoce que Dios reina, y que nosotros no somos nadie para decirle a Dios ¿Qué haces? Que las obras de Dios son verdaderas y sus caminos justos “y él puede humillar a los que andan con soberbia” Si surge una duda sobre su conversión, quizá el testimonio que manifiesta escribiendo este relato muestra como era a todo el mundo, tanto del pasado como del presente, para todos los tiempos, todos somos testigos de su humillación.
1 Pedro 5,6. Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.
Cómo vemos aquí a Jesus.
- Nabucodonosor se creía el árbol de quien viene todo, y protege y da fruto, pero Cristo es el árbol de donde viene la vida, es la cruz del calvario la que nos da la vida.
- Nabucodonosor fue humillado, pero quien en realidad fue humillado fue Jesús, como leemos en Filipenses 2:8 “y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
- Nabucodonosor fue echado de entre los hombres, pero es Cristo el que es despreciado y echado de entre los hombres Isaias 53:3 “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto,; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
- Nabucodonosor fue restaurado, Cristo fue resucitado y está a la diestra del Padre . Filip. 2:10,11, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”
Es a él al que debemos dirigirnos y como dice el Salmo 51:17b. “Al corazón contrito y humillado no despreciaras tu, oh Dios” . Dios nos pide ese corazón humillado.