Introducción
Es muy fácil cuando llegamos a capítulos como este, en la epístola a los Romanos, que lo saltemos y que no prestemos mucha atención a ellos. ¿Por qué? Porque cuando empezamos a leer pasajes que son más una lista de nombres poco o nada conocidos, no nos es muy atractivo, y tendemos a pasar por alto estos versículos.
Es una pena que actuemos así con la Palabra de Dios, ya que “toda” ella es inspirada por Él y como consecuencia, está ahí para que la leamos y guardemos en nuestro corazón al igual que hacemos con el resto de la Escrituras.
Por lo tanto, en esta reunión vamos a meditar en la primera mujer que se menciona en Romanos 16 de todo el grupo. En los siguientes estudios consideraremos una a una para poder aprender de estas santas mujeres que Dios quiso dejarnos en su Palabra para nuestro ánimo.
Febe, la diaconisa
La primera que se menciona en esta lista o galería es Febe (v.1-2), su nombre es el de la diosa de la Luna y significa “lumbrera”, era de origen gentil y pagano de la mitología griega. Febe era la hermana de Apolo y Diana para más información.
Sin lugar a dudas y coincidiendo todos los comentaristas, fue Febe la encargada de llevar esta epístola a los Romanos, que escribió Pablo. Por eso, el apóstol la recomienda a los hermanos a que la reciban en el Señor.
Pablo escribe esta carta desde Corinto, y Febe era una creyente de la iglesia de Cencrea.
Pablo empieza el versículo 1 diciendo a los hermanos receptores de la carta que reciban a Febe, pero con una palabra más fuerte, más intensa “os recomiendo”. Pablo, no solo la presenta sino que la recomienda como una buena hermana en la fe, una mujer fiel al Señor y a los santos. Hasta qué punto Pablo confía en ella que pone esta carta en su poder para llevarla a sus destinatarios. Él sabía que estaba a buen recaudo, que no se perdería.
Estas cartas de recomendación eran muy comunes en aquellos tiempos, y lo siguen siendo en los nuestros. Cuando algún creyente se muda a otra ciudad a vivir o a pasar algún tiempo, lleva consigo una carta de recomendación de su propia iglesia para que le reciban como hermano o hermana y le ayuden en lo que sea necesario.
Febe no es solo una hermana en la fe, en el Señor, sino que es una “diaconisa” de la iglesia de Cencrea. Pablo estaba en Corinto, y Cencrea era un puerto de Corinto que se encontraba a unos 13 o 14 Km de esta. Quizás la iglesia de Cencrea se formó a partir de la iglesia de Corinto, como una iglesia “hija” por así llamarla. Volvamos al hilo de donde empezamos, Febe no solo era una creyente fiel y conocida, sino que era una “diaconisa”, una sierva. Notemos que esta palabra “diakonos”, no tiene género femenino, es válido para un hombre como para una mujer. Hay algunos que quieren ver aquí que Febe era una mera sierva, que ayudaba a la iglesia como todos los creyentes debieran de ser. Sin embargo, aunque es verdad que esta palabra “diakonos” se puede y se utiliza de una manera más general, como siervo, el que sirve las mesas; también al llegar a 1 Timoteo 3:1-13, observamos que aparece como un oficio reconocido dentro de la iglesia.
El pasaje empieza con los obispos, pastores o ancianos, que los tres términos significan lo mismo, pero en el v.8 introduce “los diáconos asimismo”, y en el v.11 “las mujeres asimismo”. Creo que esa introducción de “asimismo”, nos está presentando al mismo grupo de diáconos pero que podían ser hombres o mujeres. No creo que se refiera a las mujeres de los diáconos, ya que si no se menciona nada para las mujeres de los ancianos, no tiene mucho sentido el poner algo para las mujeres de los diáconos. Algunos diréis ¿por qué entonces no pone diaconisas? Pues porque ese término no existía, no tenía género femenino, por eso mismo habla de los requisitos de los hombres diáconos, y por el otro, de las mujeres diáconos.
Por lo tanto, a la luz de lo anteriormente dicho, creo que Febe era una diaconisa oficialmente nombrada y reconocida por la iglesia en Cencrea. Una posición especial requiere personas de confianza para su ejecución.
Ahora bien ¿cuál era la labor de una diaconisa? Si miramos en 1 Timoteo 5:9-10, probablemente nos da una ligera idea de las responsabilidades de una diaconisa. Cuando miramos en la historia de la iglesia primitiva, vemos que este rol era la de cuidar enfermos, cuidar a los pobres, ministrar a los extranjeros, mostrar hospitalidad, servir a los que iban a ser mártires que estaban encarcelados y ayudar y proveer para los más necesitados. Las mujeres instruían a otras mujeres más jóvenes y les enseñaban a llevar bien su casa y cuidar de su familia. ¡Era una sierva en toda regla!
Cuando se dice de Febe que ha ayudado a muchos y a mí mismo, esa ayuda quiere decir que ha sido “benefactora”, que ha ayudado materialmente a otros y al mismo Pablo cuando lo necesitaba. Debe haber sido una mujer con altos medios económicos, quizás era como Lidia en Filipo, una mujer de negocios y usaba los bienes que tenía para ayudar a los más necesitados.
Pablo les manda a los romanos que reciban a Febe “en el Señor, como es digno de los santos” (v.2). ¿Qué quiere decir esto? En primer lugar, que la aceptéis como una que pertenece al Señor Jesús, a la familia de la fe. Debemos recibirnos unos a otros como el mundo no lo hace, que se queden asombrados de nuestra hospitalidad y amor.
También les manda que “la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros” (v.2). Febe iba de camino a Roma, algunos sugieren que iba por algunos negocios, por lo tanto, necesitaría saber con qué personas contactar o dónde vivían etc. Luego, no solo deben ayudarla en asuntos espirituales sino en legales o cualquier área que necesitara para llevar a cabo sus objetivos en Roma.
Aplicación
Como conclusión ¿qué podemos aprender de Febe?
Lo más importante y esencial de donde viene todo lo demás, es su relación con Dios, era una verdadera y genuina creyente de una iglesia en Cencrea.
Era una sierva, “diaconisa” de Dios y de los hermanos en la iglesia. El ser una mujer con posibilidades económicas no le impidió remangarse y ayudar en lo práctico a los más necesitados. Estaba pendiente de todos en la iglesia, de los enfermos para cuidarles y visitarles, de los pobres para ayudar a suplir sus necesidades, de las mujeres más jóvenes para instruirlas y ser un ejemplo, incluso de ayudar al mismo Pablo. No busquemos la posición o el oficio como tal, busquemos hacer el trabajo del servicio y el Señor te recompensará, lo reconozca la iglesia o no.
Era una mujer íntegra y de confianza, ya que Pablo le encomienda llevar una de las cartas más importantes e instructivas para el pueblo de Dios.
Era generosa y dadivosa, llena de buenas obras en todos los sentidos.
Febe debe animarnos ya que Dios siempre ha usado y sigue usando a mujeres para la extensión de su Reino.
Si alguien tuviera que escribir una carta de recomendación tuya a otra iglesia ¿qué diría de ti en pocas palabras? ¿Que eres una creyente más, de banco de domingo? ¿Que asistes a la iglesia desde hace muchos años? ¡Eso es una pobre recomendación! Busquemos que se nos recuerde por el gran amor al Señor y a los hermanos manifestado por medio del servicio.