“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Marcos 1:1)

Quiso el Espíritu Santo inspirar a cuatro hombres de diferente carácter y experiencia para dejarnos la misma imagen de Jesús pero con diferente perspectiva y énfasis, lo que hace que cada uno sea más adecuado en las diferentes áreas de la vida cristiana y de la presentación del Evangelio al mundo actual.

Podemos concluir que todos ellos coinciden en estos puntos:

Primero, los evangelios nos presentan a Cristo, y aparte de su necesaria venida al mundo, la narración se limita a mostrarnos sus tres años de vida pública, enfocándose mayormente a la última semana, llegando al máximo clímax con su muerte y resurrección.

Segundo, Cristo nos anuncia el evangelio. Con Él, el reino de Dios se ha acercado. Sus milagros y señales maravillosas no son un fin, sino el medio (Mateo 9:1-6; Marcos 2:7). Sus enseñanzas muestran su autoridad (Juan 7:46; Mateo 7:28ss.). Su naturaleza es humana (Mateo 13:55) y divina (Juan 1:1).

Tercero, el evangelio es Cristo. La buena noticia es que Jesús es eso, el que salva, pues ha venido a buscar a los perdidos, Él solo es el camino, la verdad, la vida, la puerta, la luz, el buen pastor…

Lo que en realidad nos muestran los evangelios es que en Cristo empieza y termina la salvación de pecadores y que solo, por tanto, es suficiente creer en Él, venir a Él.

Oración:

“Gracias Padre por permitirme zambullirme en este inmenso mar de gozo que es Cristo”.