devocional cielo tierra pasaran“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35)

Si bien podemos afirmar que Dios en su gracia y soberanía permite que oigamos su voz en la creación (Salmos 19:1-6) (Hechos 14:17), por la ley escrita en nuestra conciencia (Romanos 2:15) y a veces por sueños (Mateo 1:20; 2:12), solo su palabra escrita y revelada permanece para siempre (Isaías 40:8).

Cuando Pedro cita este versículo de Isaías (1 Pedro 1:24s) lo aplica no solo al Antiguo Pacto sino al evangelio que por él y otros fue anunciado. Lo que fue en el pasado, lo fue en su tiempo y lo sigue siendo hoy. Si Dios es inmutable, ni puede ser más, ni puede ser menos, su palabra también lo será. No hay temor alguno de que sus motivos, medios y fines cambien.

Es verdad que su revelación fue progresiva hasta Cristo, pero hoy con él ya la tenemos completa. Él mismo nos dijo que su palabra permanece, no es necesario otro salvador (Hechos 4:12). Lo que el Espíritu Santo hace es recordarnos y enseñarnos lo que ya se dijo (Juan 14:26; 16:13-15).

Si Cristo es la palabra última, lo que debemos buscar entonces es que él y su palabra more en nosotros (Juan 15:7) y que sea esta, y solo ella, el mensaje que proclamamos (Colosenses 3:16).

Pongamos música a la Escritura, adornémosla con nuestras obras, pero seamos definitivamente fieles a ella.

Oración

“Dios mío, ayúdame a conformarme y ser fiel a tu palabra, que mi corazón, imaginación y sueños o los de otros no me engañen”.

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