devocional suficiencia escritura i“Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.” (2 Pedro 2: 19)

 Al decir que la Biblia, y solo esta, es la palabra revelada de Dios, entonces tenemos que concluir que no necesitamos nada más para los asuntos de fe y práctica (Santiago 1:18) (1 Pedro 1:23).

Debemos aceptar que la Biblia no es un manual de arqueología, medicina, filosofía, arte o cualquier otra ciencia, por tanto no anula, sino que incentiva toda investigación, pero no puede haber contradicción. Donde la Biblia guarda silencio nosotros también debemos hacerlo, pero donde se manifiesta, debemos ser firmes. La Palabra de Dios es la última palabra, pues Dios no miente, ni se equivoca.

Dios puede en ocasiones hablar por otros medios (sueños, intuiciones, lecturas…), pues el Espíritu es soberano (Hechos 20:22s), pero no tendremos certeza de ellos, ni pueden añadir ni cambiar nada de lo revelado (Deuteronomio 4:2).

La experiencia propia y de otros, la tradición, el sentido común, las ciencias, pueden ser apoyos para la fe y vida cristiana, pero no tienen la misma autoridad y no deben exigir sumisión. La única autoridad es la Escritura.

La tarea de la iglesia y los eruditos es exponer la Escritura y ayudarnos a vivirla y conocerla, sin añadir nada a esta (Col.2:20-23). Debemos esforzarnos en consensuar doctrinas, definir y facilitar la verdad, contextualizar histórica y culturalmente, pero siempre desde ella y por ella.

Oración

“Señor mío, confieso y declaro que amo tu palabra y que la necesito como mis pulmones el oxígeno”.

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