devocional suficiencia escritura 2

“Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.” (Deuteronomio 12: 32)

Al ser la Escritura la única y suficiente palabra de Dios, es en ella donde debemos buscar la voluntad de Dios de manera general y específica, pues la voluntad de Dios no se espera, se busca y esto implica responsabilidad y esfuerzo. De aquí que debemos leerla, escudriñarla (estudiarla), meditarla y aplicárnosla.

La Escritura tiene leyes directas, como el decálogo, principios generales, ejemplos… Hay que diferenciar unos de otros pero siempre recordando que toda ella es palabra de Dios.

A la Escritura hay que hacerle preguntas correctas para encontrar las respuestas adecuadas. La certeza de la respuesta será proporcional a la sinceridad del corazón y a la aplicación al asunto concreto.

No aplicar lo que está explícito o implícitamente en la Escritura es desobediencia, es pecado. En donde no hay indicación alguna, se nos deja libertad. Nadie puede exigir un estilo de ropa, dieta de comida o qué ver en la televisión, pero sí nos dice sobre la provocación, la adicción o la pornografía, por ejemplo.

Cuando tratamos con hermanos con otra “formación” o “visión” cristianos, debemos ser firmes en lo fundamental y pacientes en lo secundario. Todo aprendizaje o crecimiento puede ser lento, pero la voluntad debe encaminarse a la satisfacción del alma con la Escritura (1 Cor.3:2).

Oración

“Señor dame más de tu palabra, más comprensión de ella y más disfrute en mi obediencia a ella”.

 

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