“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (Juan 1:18)

Tenemos que dar gracias a Dios mismo por querer mostrar algo de sí mismo, pues nadie puede verle o sentirle si él no lo permite (Ex.33:20) (Mt.11:27). Hay áreas en la naturaleza y la personalidad de Dios a las que la sabiduría humana no tiene acceso (1 Cor.1:21). Por tanto, aparte de algunos conceptos generales que puede traernos la naturaleza o la razón, lo demás será porque él lo ha querido revelar por su palabra y hacerlo entender por su Espíritu (Rom.1:19) (1 Cor.2:14).

Encontramos pues declaraciones precisas pero generales; por ejemplo, que Dios es luz (Jn.1:5), espíritu (Jn.4:24), amor, justo, santo, etc... Pero estas declaraciones deben de ser estudiadas para ver como él, Dios, las aplica para así poder gozar de ese bien y que nos lleve a una mejor relación con él (Jer.9:23-24).

También es posible llegar a saber más de Dios por la enseñanza implícita que nos trae la Escritura, por ejemplo sobre su omnisciencia, omnipresencia, etc… o sobre la Trinidad de “sus personas”, término que no se encuentra en la Escritura pero sí se puede ver la idea.

Además es necesario conocer más de Dios a través de su Hijo (Jn.1:18; 14:9-10), solo él puede mostrar acerca de su ira sobre el pecado y la satisfacción por la redención, hasta donde puede llegar su justa ira o su gracia.

Oración

“Señor, quiero saber más y más de ti. Ayúdame a buscarte en tu Palabra y en tu Hijo”.