“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.” (2 Corintios 13: 14)

Se puede observar que las tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) de Dios se manifiestan en cada una de las áreas de nuestra existencia y en cada uno de nosotros.

En la creación es el Padre el que pronuncia la palabra creativa (Gén.1:3), pero esa palabra es el Hijo (Jn.1:1,3) (1 Cor.8:5) y por tanto, “en él fueron creadas todas las cosas” (Col.1:16). Mientras tanto se podía ver al Espíritu Santo manifestarse y guiar (Gén.1:2) (Salmos 33:6; 139:7).

En la salvación, es el Padre quien la planifica (Jn.3:16) (Efesios 1:9s). El Hijo, en obediencia al Padre, se ofrece a tomar el lugar del pecador (Jn.6:38) (Heb.10:5-7). El Espíritu muestra, guía y cambia el corazón del pecador (Jn.14:26; 15:26; 16:7). A igual que hemos visto en esas citas anteriores que son el Padre y el Hijo quienes envían al Espíritu, también hay que señalar que fueron el Padre y el Espíritu quienes enviaron al Hijo (Is.48:16).

Con respecto a la fe es el Padre quien la da (Efesios 2:8), el Espíritu es el transmisor (Jn.3:5-8) y en Cristo en donde nosotros la ponemos (Jn.3:16).

En la oración el receptor es el Padre (Mt.6:11), la hacemos en el nombre del Hijo (Jn.14:13; 15:16), por medio o en la fuerza del Espíritu (Rom.8:15-16, 26-27).

Podríamos seguir igual con respecto a la vida cristiana al servicio y dones, con respecto a la iglesia, etc…

Oración

“Gracias Dios mío por ser Padre, Señor y guía, por ser quien eres real, sorprendente, misterioso”.