“Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.” (1 Corintios 14:33)
Dios está separado de todo tipo de desorden y confusión, en él siempre hubo armonía, entre todos sus atributos y en todas sus actuaciones, no así en nosotros que tantas veces entran en conflicto nuestra cabeza y nuestro corazón, lo que quiero hacer y no hago, etc.…(Rom.7:15-25).
Aun cuando Dios entra en conflicto contra el pecado o en guerra con sus enemigos lo que busca es poner orden en el caos, como en la creación (Gén.1:2-3), por eso es que busca que haya luz donde había tinieblas, que los pasos de los perdidos encuentren camino de paz (Luc.1:79; 2:14). Dios quiere dar paz a su pueblo, librarlo de su locura (Sal.85:8). Para ello, hace que el amor a su ley o palabra traiga paz (Sal.119:165) (Prov.3:17). Así como confiar en él (Isaías 26:3) y sobre todo al tener a su Hijo (Jn.14:27). El es nuestra paz (Ef.2:14).
Es por ser Dios, el Dios de paz que permite que su deseo de paz, de bien y orden nos alcancen plenamente haciendo primero que tengamos paz con él (Rom.5:1), para luego alcanzar paz, armonía en nosotros mismos y llegar después a tener paz entre nosotros (Mr.9:50), un solo pueblo (Ef.2:14).
Pero no solamente esto, sino que el Dios de paz nos guardará (Filip.4:7), nos dará la paz como fruto (Gal.5:22), nos hará pacificadores (Mt.5:9) y al final, por ser el Dios de paz que es, destruirá para siempre a nuestros, sus, enemigos (Rom.16:20).
Oración
“Por ser tú Dios mío, el Dios de paz, es que sé que todo estará bien con mi alma”.