“Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.”(Mateo 19: 26)
Otro término relacionado con la soberanía y la voluntad es su poder. Dios decide y hace lo que quiere porque puede. No hay límite a su dominio porque no hay límite a su poder. Dios es todopoderoso (2 Cor.6:18) (Apocalipsis1:8).
Dios puede decidir que sea y a su momento será. Su palabra es creadora (Gén.1:3). No hay nada difícil (Jer.32:17, 27) o imposible para él (Luc.1:37). No hay límite para él que podamos imaginar, excepto que no puede ir en contra de su persona, carácter o atributos. No puede mentir (Tito 1:2), negarse a sí mismo o ir contra su palabra (2 Tim.2:13), o tentar o ser tentado, es decir, incitarle y conseguir que peque (Santiago 1:13), etc.
Su omnipotencia le hace soberano y dueño de todo visible e invisible, sea físico o espiritual, incluyendo a los ángeles caídos y su príncipe, Satanás (Job 1:12; 2:6) (Mt.4:7,10). Nuestra voluntad también está sometida a la suya antes incluso de que esté sometida a la de Satanás (Jn.8:44), solo por eso y cuando él, Dios, lo decide rompemos las ligaduras del diablo para quedar unidos pero libres en él (Jn. 8:32, 36).
Es cierto que por un tiempo podemos resistirle (Rom.13:2) pero solo tanto y hasta cuando él quiera.
Tal es el poder de Dios que puede hacer que lo malo sea para bien (Gén.50:20) (Rom.8:28) o que nuestra responsabilidad y pecado sea para su gloria (Hch.2:23).
Oración
“Dios mío, cuánto celebro que tú que eres santo, justo y bueno en todo, tengas todo el poder, incluso sobre mi torpe y limitada voluntad”.