devocional los milagros i“Y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros;” (Deuteronomio 26:8)

Al tratar anteriormente sobre Dios como creador y de su providencia, veíamos cómo Dios sigue actuando en su obra. Lo hace por medio de acciones naturales la mayoría de las veces, pero en ocasiones por medio de actuaciones extraordinarias y sobrenaturales, que llamamos milagros, que la Escritura también señala como señales, maravillas y prodigios (Hch.2:22) (2 Cor.12:12) (Heb.2:4).

Estos milagros no podemos darle una explicación natural, sino que son intervenciones de Dios para lograr sus propósitos y que producen en el ser humano asombro y sorpresa.

Podemos centrar nuestra atención en los grandes acontecimientos de la naturaleza como que la sombra retroceda (2 Reyes 20:9-11), salga agua de la roca, caiga maná del cielo, o llueva por cuarenta días hasta cubrir la tierra.

También son milagros las profecías cumplidas, es decir, predecir con mucho tiempo de antelación un acontecimiento.

Pero también son milagros cosas mucho más sencillas y simples, como la respuesta a una oración (Hch.9:40s).

Podemos decir que hay acontecimientos naturales que son a la vez milagros, como que llueva en el momento oportuno y acontecimientos que parecen milagros pero que no lo son, aun cuando la gracia común o la mano de Dios esté en ello, como pueden ser resultados de una operación o el ejercicio del sentido común y la caridad.

Oración

“Dios, me asombras de cómo eres y cómo obras, y aún sigo esperando más sorpresas”.

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