“Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,

Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,

Obedeciendo a la voz de su precepto.” (Salmo 103: 20)

La razón de ser de los ángeles es cumplir la voluntad de Dios. Recorren la tierra a su orden (Zac.1:10s), ya sea para llevar mensajes de su parte (Luc.1:11-19) (Hch.8:26; 10:3-8, 22), guerrear contra fuerzas demoníacas (Dan.10:13) (Ap.12:7s) o ejecutar castigos (2 Sam.24:16) (Ap.16:1).

Al mismo tiempo glorifican a Dios por ser quien es (Is.6:2s), por causa de su Hijo y su plan de salvación (Luc.2:14; 15:10), por eso podemos leer como acompañaron y alentaron a Jesús (Mt.16:27) (1 Tes.4:16) (2 Tes.1:7).

Los ángeles presenten en acontecimientos de la creación transmiten mensajes a Dios (Zac.1:11) (Job 1:6, 2:1). Pueden estar en la congregación (1 Cor.11:10), en los hogares (Heb.13:2), cerca de nosotros para ayudarnos (Sal.91:11s) (Mt.18:10); lo que no quiere decir que cada uno tenga “su ángel”.

Aun cuando ellos no pueden experimentar la salvación (Heb.2:16) (1 Ped.1.12), se gozan en la nuestra (Luc.15:10).

Por todo esto, y más, podemos concluir que son un ejemplo a imitar, pues no cuestionan la voluntad de Dios, le obedecen y alaban (Isaías 6:3) (Apoc.5:11s). Debemos ser conscientes de su presencia aun cuando pueda variar en época y lugar.

No debemos adorarles, orarles o buscarles (Col.2:18) (Ap.19:10) ni dejarnos llevar por la imaginación o fantasía y sobretodo tener cuidado del ángel de luz y su ejército de ángeles caídos (1 Rey.13:18) (Gál.1:8) (2 Cor.11.14).

Oración

“Te doy gracias por cada vez que sin yo saberlo un ángel pudo evitar un daño o ayudarme en mi lucha”.