“Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”(Colosenses 2:15)

Las referencias a Satanás y su ejército de ángeles caídos en la Escritura son muy extensas, aun cuando no se trata su origen de manera directa. Al estudiar las profecías contra Babilonia (Isaías 14) y Tiro (Ezeq.28:11s) podemos intuir referencias a Satanás con las que se comparan.

De los ángeles creados por Dios, un grupo pecó, no guardaron su dignidad y por tanto, fueron arrojados de su presencia (2 Ped.2:4) (Judas 6). El principal de ellos es el que conocemos como Satanás (adversario) (Job 1:6; 2:7) (Mt.4:10), diablo (Mt.4:1,11), serpiente (Gén.3:1,14) (Ap.12:9) o dragón (Ap.12:3), Beelzebú (señor de las moscas) (Mt.10:25), Belial (2 Cor.6:15), príncipe, maligno, acusador, ángel de luz.

Satanás es el príncipe de los demonios (Mt.12.24), que pueden ser legión (Mt.5:9) y que están a sus órdenes (Ef.6:12) aun cuando él también actúa directamente (Mt.4:1) (Jn.13:27).

Su poder es inmenso. Puede traer enfermedades o quitar la vida (Job 1:12s); 2:1s), poseer a personas (Mt.4:24), engañar, pues es padre de mentira (Jn.8:12) (1 Tim.4:1), quitar el evangelio del corazón (Luc.8:12), hacer prodigios, etc. Pero ese poder es limitado (Job 1:12; 2:6), a las órdenes de Dios. No es omnipresente, no sabe sobre el futuro, no puede leer el corazón (Mt.9:4; 12:25) y tiene sus días contados (Mt.25:41) (Ap. 20:10).

Oración

“Te doy gracias Padre, porque aunque el poder de Satanás sea grande, mayor es el que está en nosotros”