devocional satanas y los creyentes“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17)

Aun cuando Satanás es nuestro terrible y despiadado enemigo, no estamos solos y la victoria final es segura; pues fue juzgado en la cruz (Jn.12:31), limitado (Jn.20:2) y destinado a ser arrojado al lago de fuego (Ap.20:10), debemos como creyentes tener algunas cosas en cuenta.

Es nuestro tentador (1Tes.3:5) y acusador (Ap.12:10), puede engañarnos (Mt.16:23), zarandearnos (Luc.22:31), atacarnos (Ef.6:12) e incluso quitarnos la vida, por lo que no debemos despreciarle o ignorarle (Judas 7-8), pero tampoco exagerar ni obsesionarse con él, sino estar en guardia (1 Pedro 5:8) y a veces resistirle (St.4:7) sin provocarle.

Tenemos muchos elementos para nuestra defensa y seguridad, en primer lugar a Cristo y su obra segura de salvación (1 Jn.4:4) (Luc.10:20), así como al Espíritu (2 Tim.1:7). Contamos con toda la armadura (Ef.6:11ss) y con ella una espada infalible que es la Escritura (Ef.6:17), la cual con sus promesas nos protege y confirma, y a la misma vez responder al diablo cuando nos tienta (2 Cor.10:3ss). No es eficiente arrojarle versículos que él ya conoce, sino mostrarle nuestra fe en ellos.

El creyente no puede ser poseído por el diablo o cualquier otro espíritu maligno, pues ya tenemos al Espíritu (2 Cor.3:17) (Gál.4:6; 5:1,13), ni aun cuando hablemos de su influencia interna. Sí podemos ser influenciados externamente por Satanás, cuando contristamos al Espíritu (Ef.4:30) (1 Tes.5:19).

Oración

“Dios mío, no dejes que olvide que Satanás es una criatura poderosa, pero que tú eres el Creador Todopoderoso”.

0
0
0
s2sdefault
Back to Top
Las cookies facilitan la prestación de nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta que utilizamos cookies.
Política de privacidad De acuerdo Rechazar