“Bueno es Jehová para con todos,

Y sus misericordias para con todas sus obras.” (Salmo 145:9)

Porque Dios es bueno en su naturaleza (Sal.100:5), mostrará su bondad en todo lo que hace y a todos, aun cuando a la vez sea justo y a su tiempo castigue.

Las bendiciones generales que pueden alcanzar a todos, siguen siendo gracias, no merecidas y no exigibles. El sigue obrando el bien y frenando el mal cuando quiere y como quiere.

Se puede ver en la creación misma, dando la vida y haciendo salir el sol para todos (Mt.5:44-45) y produciendo alimento para todos (Sal.145:15-16).

Nuestra capacidad intelectual, raciocinio, etc.,  vienen de él (Jn.1:9), así como la conciencia, la capacidad de crear y de imaginar (Rom.1:20s), el deseo y necesidad de relacionarnos, como la familia (Gén.4:17, 19, 26), gobierno (Gén.9:6) (Rom.13:1-4), sociedades y empresas, así como el deseo de hacer el bien y orar por todos, sin distinción, como dejó ejemplo nuestro Señor (Luc.4:40) (1 Tim.2:1-2).

Esta obra de Dios en todo ser humano y la conciencia en cada uno es como una ley escrita en el corazón (Rom.2:14-15) que deja sin excusa (Rom.1:32).

Esta gracia común es una ayuda a la gracia especial o salvadora de Dios, mostrando la justicia y bondad de Dios y allanando el camino del evangelio.

Oración

“Dios mío facilita el camino, sensibiliza las conciencias, quita las excusas, para que muchos oigan el evangelio”.