“Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” (Romanos 8: 30)
Debemos ser conscientes de lo delicado de este tema, de no ser dogmáticos en algunas áreas y sí pacientes con aquellos que aun disienten (1 Tes.5:14) (Hebreos 5:2). Todos estaremos de acuerdo en que Dios estableció un plan para salvar pecadores y que los términos que utilizamos son bíblicos, pero definirán estos de forma diferente y los ordenarán de forma distinta. Todos los creyentes estamos obligados a dialogar a la luz de la palabra de Dios para enseñar o aprender, exhortarnos mutuamente.
Podemos seguir el orden de salvación que nos da Pablo en Romanos (Rom.8:29-31), aunque se puede ver que no es completo y se necesita llenar los espacios con otras doctrinas o partes que él mismo presenta.
Cuando hablamos de un plan ya estamos indicando que Dios no obra de forma anárquica o accidental, que cada paso fue una decisión en sus más mínimos detalles, y que nada ni nadie los puede hacer fracasar.
Nosotros, su pueblo, somos instrumentos y a la vez objetivos, pero no el objetivo o protagonistas principales. El centro y meta es su Hijo y su gloria (Ef.1:4-6).
Oración
“Gracias Dios por amarme antes de que yo pudiera comprender y más allá de lo que yo pueda alcanzar a comprender”