Pasaba el año 1979 donde un fuerte terremoto había sacudido a mi país, causando numerosas victimas, principalmente en la zona donde vivía con mis padres. Fue entonces cuando un señor invitó a mi padre a la iglesia.
A pesar de mi corta edad, desde aquel entonces empecé a sentir algo especial que llenara el vacío que sentía frecuentemente, ya que mi madre había muerto siendo yo un bebé de 3 meses.
Mi padre haciendo caso a la invitación de aquel señor todos los domingos nos llevaba para la iglesia y empecé a notar algo diferente en aquellas personas ya que se les veía el gozo y la alegría. Empezó a gustarme el hecho de compartir con los niños en la escuela dominical las historias sobre la vida de Jesús y sobre grandes hombres de la Biblia como Jonás, Juan el Bautista, el Rey David y otros.
A la edad de 11 años un señor llamado José Félix empezó a hablar conmigo en forma constante y a partir de ese momento comencé a sentir en forma muy fuerte el llamado del Señor Jesús e hice mi confección de fe y acepté de forma consciente al señor Jesús como único y suficiente salvador de mi vida. Desde ese tiempo a la fecha no he conocido una vida mejor como la vida cristiana, vivida en constante comunión con Dios.
Cabe resaltar que como todo cristiano y a mi edad, he tenido muchas ocasiones en las que he flaqueado, he caído, pero el Señor en su infinito amor y bondad me ha ayudado a levantar y gracias a soy lo que soy y estoy donde estoy.